Segundo Florencio Jara Peña.
¿Se han preguntado qué quiso decir
la conductora de noticias por televisión Magaly Medina cuando, en vivo y en
directo y a nivel nacional, dijo que se zurraba
en lo que había pasado en Uruguay o en los mundiales de Fútbol, mandando al
carajo así la verborrea informativa de su joven compañero?
Muchas veces utilizamos palabras
desconociendo su real significado, simplemente porque creemos que suena bonito o porque el sonido se relaciona con lo que queremos
decir (bueno, la representación gráfica de lo que significa cada palabra es un
proceso mental que se produce a una velocidad pasmosa en la cabeza del que
habla o escribe y no pocas veces coincide con la representación que se hace el
destinatario del mensaje). Esto pasa en todos los ámbitos, desde una
conversación coloquial hasta la redacción de documentos judiciales, pasando por
la difusión de noticias (en la web, escrita, radial o televisiva).
El español es un idioma muy rico y
amplio en matices, sería imposible exigir, a ciudadanos comunes y corrientes
como nosotros, el dominio y conocimiento de todas sus reglas, pero hay algunas
que no se pueden pasar por alto, sobretodo en determinados ámbitos como la prensa
(en que se generan corrientes de opinión), las publicaciones literarias,
científicas o jurídicas.
En fin ese es otro tema. Volviendo a lo nuestro,
sucede que muchas expresiones o palabras, debido a su constante uso en un
determinado contexto, significan lo que el escribidor o hablante se representa
y es representado por quienes los leen o los oyen. Creo que esto puede aplicarse
a nuestra palabreja: zurrar.
En el Google, esa especie de Abraxas moderno, podemos encontrar numerosas
páginas, incluso del DRAE, donde se definen esta palabra. Martha Hildebrandt
dice “que en el Diccionario de la RealAcademia Española figuran, como usos generales, dos verbos homónimos antiguos:el transitivo zurrar, cuya acepción principal es ‘azotar como castigo’, y elpronominal zurrarse, equivalente de cagarse con el matiz de accidente o con elde temor. En líneas generales, zurrarse y cagarse son términos que pertenecenal ámbito del lenguaje familiar, popular o vulgar. Por eso llama la atenciónque en el Perú zurrarse aparezca en la portada de algún diario importante oengalane la prosa de un culto editorialista”. Entonces en Perú zurrarse significa, en una de sus
acepciones, cagarse involuntariamente, accidentalmente o por temor. Ahora bien,
cuando la Medina utilizó esta expresión lo hizo seguramente en la segunda
acepción, pero no creo que haya querido significar que se cagaba
accidentalmente o de miedo, sino que la representación mental que se hizo fue
la de expeler, intencionalmente por cierto, todas sus excrecencias en los
mundiales y otros eventos deportivos organizados en épocas de crisis
económicas. Dicho en otros términos se cagaba en los comentarios de su
compañerito de programa. Creo que los televidentes, si no son todos al menos la
mayoría, entendieron lo mismo que la periodista se representó. Ese es el
significado que le damos, ahora, a la palabra de marras, aún cuando en los
diccionarios oficiales signifiquen otras cosas, pues parece que zurrarse suena a eso otro precisamente.
Otra
palabra que ha mordido mi curiosidad es convicto.
Pero no sé si por las mismas razones anteriores, lo cierto es que me he
tropezado, en documentos judiciales, siendo utilizada como sinónimo de confeso. Por ejemplo es un error
afirmar que “el procesado se ha declarado
convicto y confeso del homicidio”. El convicto es el sentenciado. Se
denomina así a quién se ha probado, en un proceso penal, ser el responsable de
un delito, aunque no lo haya confesado. Está estrechamente vinculada con convicción, término en torno al
cual gira la valoración de las pruebas. El convicto puede ser confeso, pero el
confeso no necesariamente puede ser convicto, sobre todo en nuestro sistema
procesal penal en que no tiene cabida el aforismo “a confesión de parte relevo de prueba”, pues tanto el artículo 135
del Código de Procedimientos Penales, como el artículo 160 del Código Procesal
Penal exigen, para que la confesión tenga eficacia, que se corrobore con otro u
otros medios probatorios. Tal vez la confusión obedezca a que convicto suena a confeso.
Tengo en mente muchísimas curiosidades
similares más, pero caigo en la cuenta de que esta crónica está resultando
contraproducentemente más extensa de lo previsto. Creo que puede tener cabida
una última. En una audiencia en que se discutía una muerte no intencional, uno
de los abogados, cuando aludía al accidente, afirmaba que el latrocinio que causó la muerte
del padre de su cliente era responsabilidad de su contraparte. Utilizó esta
frase, latrocinio, en
diecisiete ocasiones. Sumido en el desconcierto revisé y volví a revisar el expediente,
de adelante para atrás y de atrás para adelante, y no hallé ningún indicio de
que el caso comprendiera un hurto, robo, timo, fraude,
dolo, pillaje, rapiña, saqueo, estafa, desfalco, arrebato, saco, pillaje,
presa, despojo, que son sinónimos de latrocinio. Probablemente el abogado que,
de buena fe, utilizó esta frase lo hizo en la creencia que sonaba bonito o sonaba, en su representación mental, a siniestro, que sí es un término
aplicable a un accidente o daño indemnizable.
Ica, marzo 22 del año 2017.
Créditos:
La imagen ha sido tomada de acá.
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